El duelo es el proceso emocional y cognitivo de adaptarse a la vida tras una pérdida. Cuando hablamos de duelo, no sólo nos referimos a la muerte de un ser querido, sino que también incluye cualquier tipo de pérdida significativa para la persona: pareja, estatus, trabajo, ciclo vital, etc.
Es importante entender que el duelo no es un trastorno ni una patología en sí, es un proceso que a pesar de ser intensamente doloroso, es una respuesta adaptativa, natural y necesaria.
¿Cuándo buscar ayuda en un proceso de duelo?
No todas las personas que viven una pérdida necesitan ayuda profesional. Cada persona es un mundo, y hay quien prefiere solicitar ayuda y acompañamiento profesional desde el inicio, a pesar de no habérsele presentado grandes dificultades. Sin embargo hay personas que acuden tras un tiempo transcurrido, al ver que el dolor sigue siendo muy intenso y este malestar le acaba impidiendo su funcionamiento normal en la vida cotidiana.
El momento de pedir ayuda es decisión de cada uno, sin embargo, Neimeyer, en su libro Aprender de la pérdida, nos muestra una serie de manifestaciones que nos señalarían que ha llegado la hora de acudir a un profesional:
- Intensos sentimientos de culpa, provocados por cosas diferentes a las que hizo o dejó de hacer en el momento de la muerte del ser querido
- Pensamientos de suicidio que van más allá del deseo pasivo de estar muerto o de poder reunirse con su ser querido
- Desesperación extrema; la sensación de que por mucho que lo intente nunca va a poder recuperar una vida que valga la pena vivir
- Inquietud o depresión prolongadas, la sensación de estar “atrapado” o “ralentizado” mantenida a lo largo de periodos de varios meses de duración
- Síntomas físicos, como la sensación de tener un cuchillo clavado en el pecho o una pérdida sustancial de peso, que pueden presentar una amenaza para su bienestar físico
- Ira incontrolada, que hace que sus amigos y seres queridos se distancien
- Dificultades continuadas de funcionamiento que se ponen de manifiesto en su incapacidad para conservar su trabajo o realizar las tareas domésticas necesarias para la vida cotidiana.
- Abuso de sustancias, confiando demasiado en las drogas, alcohol o fármacos para desterrar el dolor de la pérdida.
